jueves, 5 de mayo de 2011

LA LAGRIMA

Cuando vi en tu mojada pupila,
cuajarse una lagrima,
que se dejaba caer
por el tobogán de tu mejilla,
hasta cobijarse,
en la comisura de tu boca
y tu lengua, desde la unión contraria,
iba lentamente a su encuentro
asomando entre tus labios,
su húmedo extremo, hasta beberla.

Fue tanta la emoción,
que mi corazón despertó,
descargando escalofríos,
que estremecieron mi cuerpo,
entonces, sin quererlo,
ni poder evitarlo,
mis brazos, todavía temblando,
abiertos fueron a tu encuentro
y mi boca, también sedienta,
llegó a tiempo
de hidratarse de la gota compañera,
que sin freno, se descolgaba
por el abismo contrario.

Al saciarme de ella
me encontré con tu lengua,
cuando regresaba del lado opuesto.
Dulce beso, de sabor a sal.


              De: Ángel Rebollar ( cualquier utilización, total o parcial, del contenido
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